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viernes, 14 de mayo de 2010

Cap.7. La mejor cita.


El restaurante era uno de los más finos en la ciudad, Romeo espero pacientemente mientras mis padres lo atacaban con preguntas para que yo me pudiera duchar.

Las velas y los candeladros adornaban alrededor y Romeo llamo la atención del gerente y de tres meseros en cuanto entramos.

Era obvio que él era conocido ahí o por lo menos importante para el restaurante.

-¿Y eso que fue?- le pregunte ya cuando el gerente y los meseros se fueron.

Él clavo la mirada en mi y después sonrió como si hubiera encontrado algo en ellos.

-¿Qué?- pregunto.

-¿Como es tu familia?- le pregunte para dejar el tema.

-Son los mejores, mi hermana Teresa es mayor que yo por 3 años, la amo, mis padres, bueno fueron los mejores, amorosos y cuidadosos, nunca me dejaron solo- su voz se hizo triste.

-¿Fueron?-

-Si, ellos murieron en un accidente en Alemania, durante un viaje de negocios de papá- sus ojos brillaban con un sincero dolor.

-Lo lamento tanto- un instinto en mi se disparo, quería protegerlo, decirle que todo estaría bien.

Que bobo, yo que parecía una muñeca de trapo a su lado no podría protegerlo de ninguna forma.

-Esta bien, me queda su recuerdo- me dijo.

-Tus padres son encantadores- comento.

-Si, aunque tenga mucho trabajo en la oficina siempre encontraron un lugar para mi- los extrañaría mucho cuando me fuera a Italia.

-¿Te irás mañana a Italia?- pregunto.

-Si, el avión sale en unas cuantas horas, en realidad viajar no se me da eso de viajar, me estresa mucho los aviones y eso- me dio un escalofrió.

él sonrió abiertamente y sus ojos brillaron como esmeraldas.

-¿Qué?- quise saber ante su mirada.

Este chico me ponía de nervios, era realmente guapo, tenía algo que Brad nunca tuvo.

-¿Que te parece ir en barco?- pregunto.

En barco, era una idea tentadora y tenía todo el verano para disfrutarlo, tal vez un crucero.

-Eso suena bien- dije cavilando esa posibilidad.

-El mio parte mañana en la mañana, un amigo me a quedado mal y tengo el boleto libre- me informo esperanzado.

¿Me estaba ofreciendo que me fuera con él en un barco?.

-Si te gustaría ir, yo encantado- parece que me leyó el pensamiento.

-¿Lo dices enserio?- le pregunte incredula.

-Si-

-Dejame pensarlo- fue lo único que le dije.


No tardaron mucho en traer nuestra comida, la velada resulto de lo más encantadora, fue realmente relajante, Romeo resulto una compañía ecepcional, me hacía reír, sentirme libre de ser yo misma, no pasaba por alto ningún detalle y me pregunto todo acerca de mi, de mi familia, de mis pocos amigos, y al final de mis novios.

-Solo uno- susurro sin poderlo creer.

Lo peor de eso era que fue su hermano gemelo, al cual aunque estuviera en la compañía de él, no podía olvidar.

Resultaba curioso darme cuenta de que su recuerdo se volvía un poco más lejano cuando pasaba el tiempo con Romeo, pero cuando volvía a estar sola me hundía, quería tener a Romeo a mi lado como una analgesico para el dolor.

- ¿Sabes?, algún día se dará cuenta de lo que hizo al perder a una persona como tu- dijo con voz dulce- y ya será demasiado tarde.

-Eso espero- no esperaba que se arrepintiera, sino que lo olvidara pronto.

Mire el reloj y me di cuenta de que ya era muy tarde, lo mire y después él miro el reloj de oro que tenía en us muñeca.

-tengo que llevarte a casa- dijo poniendose de pie y estirando una mano para que yo la tomara.

Vacile un poco en tomarla pero la sostuve, dejo el dinero en la mesa y me di cuenta que eran 300 dolares.

Mientras saliamos me soltó la mano y me tomo por la cintura, su contacto no me molesto para nada por lo cual no lo aparte, peso si sentí la corriente electrica que corría por todo mi cuerpo, desde el pelo hasta la punta de los pies.

Nos subimos al hermoso Auston Martin y arranco el motor.

Pensé que me llevaría a mi casa, pero en vez de eso me llevo al centro de Manjathan.

-Pensé que me llevarías a casa- dije mientras se bajaba del auto y rodeaba para abrir mi puerta.

-Si, pero no me puedo ir sin comer una salchicha de New York- fingió horror.

Yo reí y le di la mano.

Paseamos por las calles de Manjathan, las luces de la ciudad resulataban hipnotizantes, Romeo me parloteaba acerca de unos cuantos libros de nuestro interes pero yo no le hice caso, pues no podía apartar la vista de eso bellos ojos, eran como, esmeraldas, mejor que las esmeraldas, mucho más preciosos.

-Ahora si, eso hora de ir a casa- dijo cuando llegamos de vuelta al auto.

No dije nada mientras volvíamos a casa, seguía pensando en esto que acababa de suceder, nadie me había tratado así.

-Bueno, fue la mejor velada que he tenido- dijo al aparcar delante de mi edificio.

Me ayudo a bajar, tomo mi mano y vi la indecisión en sus ojos, no quería soltarme y yo no quería que lo hiciera.

Esa noche floreció algo en mi, mis heridas se empezaron a sanar, no quería que se fuera esa sensación.

-Adiós- susurro.

-Adiós- le conteste con un nudo en la garganta.

Soltó mi mano a regañadientes y me dio la espalda.

-Romeo- le grite.

Él volví su rostro hacía mi.

-¿Sigue en pie la oferta del barco?- le pregunte sonriendo.






Hoy ando de lo más inspirada, pensé en mi cita ideal y me gustaría que fuera así ¿Y a quien no verdad?.

Bueno comenten, porque así se que les gusta o que no les gusta, además es una inspiración más.


Gracias.